Postrera Sombra
La postrera y negra sombra
Que devora el blanco día
El día que tanto querían los hombres
Sepultados en tinieblas
La primera noche,
la noche eterna
de que brotaron las estrellas
en racimos y colas.
Figuras engastadas en la tabla del universo
fieras que arrastran por los cielos
que ahora el hombre observa
desde el punto solitario de la tierra.
Alacrán y punta en aguijón
Colmillo de jabalí que hiere hasta el hueso
Y cazador que mata sin piedad.
La violencia primera que puebla
Los aires . . .
Todo en suma
Se cifra en negros mares de galaxias
Que congrega el alfabeto universal
El huerto celeste de la fruta prima:
La palabra.
Quisiera volver- dije-,
Volver a la luz más pura
Pues, ¿habrá luz o habrá sombra
desde el borde del olvido?
La no-sombra
la no-luz
más allá de noche y día.
Antes del diluvio de la vista.
El pecado de mirar
y descoser los ojos
ante el asombro de las cosas.
La cosa, átomo último del mundo
Mesa, flor y canto
Las cosas que van llenando
el infraverso del vivir.
Nuestras vidas son las cosas
Envueltas en sombras
Que marcan el fluir de los días.
Los muebles del universo
y el mando perdido entre las almohadas
que buscamos sin esperanza.
Se deliza el destino de entre manos
Sin norte y sin guía
En este mar de tinieblas.
Despierta, lazarillo durmiente,
y avive los sentidos
Mira cómo se pasa la vida
no en horas y en lustros.
Sino en sombras y olvido.
He aquí la postrera sombra,
La raya última del horizonte
Muerto el astro primero
Quizá hay otro sol
por estos cielos
que más brilla,
cuya cúpula dora
el mirar.
Mas entre sombras movemos
y somos
hasta una luz más pura nos eleve.
Y estos, dispersos rasguños
en un charco de papel.
Son testamento, en fin,
De la faena.
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